A menudo se confunde lo que es una persona alérgica a la leche con un intolerante a la lactosa. El alérgico a la leche sufre una reacción alérgica a la proteína de la leche, también presente en la carne de ternera. Esta reacción puede ser muy grave pudiendo llegar a causar la muerte en los casos más extremos. Los alérgicos nacen con este problema, mientras que es muy excepcional que un bebé nazca con intolerancia, siendo lo habitual que esta aparezca con el paso del tiempo, especialmente al llegar a la edad adulta.
El intolerante a la lactosa es una persona que ha dejado de producir lactasa, una enzima digestiva que se encarga de partir la lactosa en otros azúcares de fácil asimilación. Pero si toma leche, no sufre una reacción alérgica, aunque sí puede tener cólicos muy dolorosos o diarreas. En los casos más leves sufrirá tan solo hinchazón y flatulencias. De hecho, muchas personas tardan tiempo en saber que sufren de este problema ya que las molestias son leves inicialmente y solo tras algún tiempo comienzan a ser algo más notables.
Mientras que el alérgico a la proteína láctea no puede tomar ninguno de los productos derivados de la leche, el intolerante a la lactosa si puede tomar los productos etiquetados como “sin lactosa”. Siempre teniendo en cuenta que estos productos tienen un pequeñísimo porcentaje de residuos de lactosa que pueden afectar a quienes tienen una intolerancia muy grave. Un intolerante a la lactosa puede tomar carne de ternera sin ningún problema, lo que no puede hacer el alérgico a la proteína.
Existen en el mercado pastillas de lactasa, es decir, la enzima producida en laboratorio. Las personas con intolerancia suave o media pueden consumirlas para tomar de manera ocasional productos lácteos con lactosa. Esta enzima es la que se añade a los productos etiquetados como “sin lactosa” ya que no es posible separar la lactosa de la leche y eliminarla, sino que lo que se hace es deshacerla en otros azúcares tal y como haría la enzima en el intestino.
Las pastillas de lactasa son ideales para comer fuera de casa o cuando se va invitado sin que haya que hacer un menú especial y sin tener que preguntar los ingredientes que lleva cada plato. Eso sí, es necesario un poco de práctica para aprender a controlar la cantidad de lactasa que cada persona necesita y que puede variar de unos a otros.