Hasta hace dos años yo era una persona que vivía alegremente en lo que a la alimentación se refiere: comía lo que me apetecía, estaba delgado y no me dolía nada. Da igual que fuera el plato mexicano más contundente o una fabada asturiana, yo me iba de rositas. Como a todo el mundo, alguna vez me dolió el estómago, pero cada mucho tiempo. Pero de un tiempo a esta parte, todo ha cambiado.
Empecé con algunas diarreas y he seguido con muchas indigestiones. ¿Cómo puede ser que mi sistema digestivo, antes (al parecer) a prueba de bombas, ahora me esté dando todos estos problemas? Es verdad que en mi vida han cambiado algunas cosas que puede que hayan elevado el estrés, pero no lo veo razón suficiente para que lo que antes era blanco, ahora sea negro.
He buscado por internet sintomas de cancer de estomago. Ya se sabe como es el ser humano, tendemos al dramatismo. Pero la recomendación que todo el mundo me ha hecho es acudir al médico y dejarme de internet. Y eso he hecho, pero sin ningún éxito, al menos por el momento.
Hace tiempo que he perdido mi fe en los médicos. Por supuesto, hay de todo, pero en general, según mi experiencia de los últimos años, el diagnóstico de una dolencia o de una enfermedad suele convertirse en un penoso y enrevesado camino de cabras. Al final, internet no está tan mal, por lo menos no tienes que esperar en una sala a que te digan lo que ya sabes.
Le he comentado de pasada lo de los sintomas de cancer de estomago, pero el médico no me ha hecho mucho caso, enfrascado en su rigor funcionarial. Después de algunos análisis, estamos donde estábamos: no sabemos lo que me pasa. Pero las indigestiones siguen ahí. Así que he empezado a dejar de cenar o cenar de forma muy ligera. Si ya estaba delgado me voy a quedar en los huesos, pero por el momento es el único método que se me ocurre para dormir por las noches sin dolores de estómago.