Desde su aparición a fines del siglo XVIII, el mecanismo Tourbillón se ha mantenido como un componente de alto standing y sinónimo de calidad máxima en el sector relojero, y ni siquiera las sucesivas evoluciones tecnológicas (pantallas LCD, wearables, etcétera) han logrado opacar comercialmente a esta invención, presente hoy en muchos de los Relojes Hublot en Vigo, como el Big Bang, el Classic Fusion, el Tutti Frutti y otros superventas.
El suizo Abraham-Louis Breguet es la mente detrás del mecanismo Tourbillón aparecido en 1795, así denominado por la singular forma de «torbellino» de su diseño. Se caracteriza por adoptar dos posiciones: la horizontal, para depositarlo en superficies lisas (una mesa, por ejemplo), y la vertical, para mantenerlo en el bolsillo.
Los relojes de bolsillo fueron las primeras unidades en equipar este mecanismo, diseñado para contrarrestar los desajustes e imperfecciones que por entonces producía la gravedad en el movimiento de sus mecanismos internos. En relojes con Tourbillón, el volante, el áncora, la espiral y otros componentes se alojan en una especie de jaula giratoria, vinculada a la rueda del segundero y cuya rotación compensa las imperfecciones gravitacionales.
La primera patente del Tourbillón se produjo en 1801, y su creador aún desarrollaría una treintena de relojes basados en este sistema. La demanda y aceptación del Tourbillón se acrecentó en los siglos posteriores, viviendo un auténtico ‘boom’ durante la década de los ochenta.
Pero el sistema Tourbillón no permaneció invariable, sino que el mecanismo experimentó distintas evoluciones, como el Tourbillon volante del alemán Alfred Helwig o el Gyrotourbillon o Tourbillón de múltiples ejes desarrollado por Jaeger-LeCoultre.
En la actualidad, este mecanismo ha alcanzado un grado de complejidad inconcebible para Breguet, con alrededor de setenta elementos diferentes de tamaño minúsculo en comparación con los primeros modelos del año 1800. Lógicamente, el valor de los relojes Tourbillón de Hublot y otras marcas se ha incrementado de manera notable, alcanzando precios desorbitados para el consumidor medio.