1-Para hacer leche líquida. Evidentemente, el uso principal de la leche entera en polvo es el de hacer leche líquida. Era frecuente tenerla en colegios cuando se les daba esta bebida a los niños en el recreo porque no se estropeaba, al contrario que la leche del día que había que guardar en frío. La leche en polvo no necesita frío y además no pesa. Puede llevarse en acampadas, en pequeños viajes o en la ocasión que sea y se puede tener en casa para usar en caso de que se termine la leche líquida.
2-Para sustituir a las harinas en algunas recetas. Hay recetas muy ligeras de pan de leche que se llevan a cabo con muy poca harina. Para que la masa tenga aspecto de masa se usa leche en polvo que sustituye a las harinas. La leche en polvo consigue resultados muy ligeros, con un delicioso sabor dulce y, cosa que hay que tener en cuenta, con una alta cantidad de lactosa, ya que hablamos de un concentrado. Por este motivo no son aptos para todo el mundo y pueden dar problemas para digerirse incluso en personas que no muestran intolerancia habitualmente. Por suerte, hoy se pueden encontrar ciertas marcas de leche en polvo sin lactosa.
3-Para añadir a las salsas. Para conseguir salsas más cremosas y que tengan un sabor más dulce y agradable, solo hay que añadir un par de cucharadas de leche en polvo a los ingredientes originales. Evidentemente, nos referimos a salsas realizadas con leche. Un buen ejemplo es la salsa bechamel, que se puede hacer con leche o con agua. Si la haces con leche y añades la leche en polvo descubrirás una salsa totalmente diferente. Solo ten cuidado de ver para qué la utilizas, ya que este tipo de salsa, con leche y leche en polvo, no tiene por qué casar con todos los sabores.
4-Para espesar yogures. Si te fijas en los ingredientes de las cosas te habrás dado cuenta de que algunas marcas de yogures incluyen la leche en polvo en su listado. Esto es porque esta leche, más concentrada, ayuda a conseguir una textura diferente y un yogur más espeso. Este mismo truco puedes usarlo en tu casa, cuando hagas yogures con tu yogurtera. Añade dos cucharadas soperas bien llenas por cada litro de leche y verás como no vuelves a tener problemas con que tus yogures queden líquidos.