El otro día en televisión aparecieron un grupo de amigas que participaban en un concurso. Todas trabajaban como coach o entrenador personal. Entonces me pregunté, ¿hay trabajo para tanto coach? Supongo que algo habrá puesto que cada vez aparecen más tipos de coach. Lo último es el entrenador literario, un experto en coaching que se encarga de guiar y motivar a los escritores.
Conocí esta tipología de entrenador a través de una amiga escritora que estaba enfrascada en su primera novela. Para alguien sin mucha experiencia, que solo ha escrito algunos relatos cortos no es sencillo pasar a la novela. Sobre todo a nivel de organización y planificación, el escritor se encuentra con grandes retos. Muchos no consiguen llevar a término la novela, algunos ni siquiera la empiezan una vez que se han planteado escribirla. Lleva demasiado tiempo y trabajo.
Por esta razón, mi amiga confió en un experto en coaching literario. No había oído hablar de ello, pero consideró que la mejor forma de motivarse y superar los baches era contar con una persona con cierto conocimiento literario que la apoyase en esos momentos de dificultad.
Por supuesto, un coaching literario tiene que tener nociones de literatura tanto a nivel práctico como teórico. Es importante que tenga experiencia escribiendo y también, si es posible, como profesor. Pero un coach literario no es un corrector de estilo. Este último se encarga de corregir y dar su opinión sobre un manuscrito. Generalmente interviene cuando el texto ya ha terminado.
Sin embargo, un entrenador literario trabaja codo con codo con el escritor durante parte o todo el proceso de planificación y escritura. El objetivo del coach es que el escritor termine su libro y lo haga de la mejor manera posible desde un punto de vista literario. Digamos que se le paga para motivar, para que ese objetivo propuesto llegue a término. Y si el resultado de todo ello es positivo a nivel artístico, mejor que mejor. Pero no es imprescindible…
Un coach se encarga de sacar lo mejor que uno tiene. A veces parece que pagamos a alguien para que nos diga que somos guapos y listos. Quizás haya un poco de eso también, pero el éxito de este perfil laboral demuestra que la gente lo necesita.