¿Se puede resumir el año en 12 fotos? Ahora que tenemos móviles y hacemos decenas de fotos de cada cosa, se torna más difícil. Pero eso es lo que vengo haciendo yo desde hace años con mis calendarios. Todo empezó cuando diseñé un álbum con las fotos de mi boda para mi madre. Vi que aquello de hacer diseños propios con fotos no estaba mal y que se me daba bastante bien. Además, con el ordenador y las nuevas aplicaciones de internet era bastante sencillo.
Y cuando terminó ese año se me ocurrió lo de los calendarios personalizados y me puse con ello. El primero que hice fue uno muy ambicioso, porque se trataba de resumir el viaje de novios en 12 fotos, y estuvimos en muchos sitios y vivimos experiencias muy singulares así que no era nada fácil. Pero le fui cogiendo el tranquillo. Se trata de ir haciendo criba.
Primero hago una primera selección de las fotos más significativas por lugares. De esta forma me aseguro de que vamos a tener al menos una foto para cada sitio. Después ya se trata de ir seleccionando. En esta fase me dejo llevar un poco por cuestiones emocionales más que otra cosa. No presto tanta atención a la calidad de la foto, ni mucho menos. De hecho, salvo alguna “fotaza” de esas en las que te suena la flauta y hay que meter en los calendarios personalizados definitivos, la mayoría de las fotos no las escojo por su calidad, sino por su relevancia emocional: hay fotos que “dicen” algo más, que cuentan una historia, o me traen un recuerdo en concreto que me gusta tener.
Tras este primer calendario que salió muy bien, me dije que esto era lo mío. Ahora, cada año, diseño varios, no solo para nosotros, sino para familiares y amigos. Ellos me dan las fotos, me indican cuáles deben estar seguro en el calendario y para otras me dan más libertad. Se fían de mi criterio porque ya han visto algunos de los míos, confundiéndolo con “calendarios profesionales”. A ver si voy a tener que empezar a venderlos…