La importancia de dejar salir al artista

Trabajar en algo que no te gusta pero que paga tus facturas, mirar el reloj durante todo el día deseando que acabe la jornada, el madrugón triste y vacío de los lunes… A mucha gente eso le vale para vivir, pero hay otra que no podría con un destino así, porque siente su trabajo con pasión, tiene espíritu creativo y se emociona y está motivada con lo que hace en su día a día. Los primeros, pueden estudiar cualquier carrera en cualquier sitio. Muchos de los segundos, aprovecharán su formación si buscan un Centro universitario de artes madrid, capital de la cultura por excelencia. 

 

De esto último versaba Let your artist out, una de las últimas campañas del centro universitario de artes TAI.  Con una serie de spots, sus alumnos han querido reivindicar la importancia de la creatividad como una imperiosa necesidad y una opción vital valiosa. En uno de esos vídeos, un chico y una chica van intercalando frases que resumen la filosofía del trabajo que realizan en el centro: “ Me gusta sentir que formo parte de algo. Me gusta decir lo que pienso… Me gusta estudiar lo que de verdad yo quiero. Este soy yo. Esta es mi pasión”. 

 

Por TAI, han pasado infinidad de músicos, cineastas, actores de cine y teatro, fotógrafos y artistas visuales que se han formado en sus instalaciones desde hace casi 50 años. TAI basa su defensa de las artes y la cultura en su poder transformador: concibe al artista como el motor del cambio de su entorno, rol indispensable en una sociedad que cree en el progreso y no se estanca. Pero, a nivel individual, también hay tres razones que afianzan este alegato. La primera, ya lo apuntábamos, la importancia de hacer lo que te apasiona como sinónimo de felicidad. La segunda, la empleabilidad, porque remarcan que el auge económico que vive la cultura está creando oportunidades en diferentes sectores: el boom del audiovisual con las nuevas plataformas digitales, el diseño y la fotografía con el crecimiento de apps y videojuegos, etc. Y porque, además, las grandes empresas buscan perfiles que no sean puramente técnicos, conscientes del valor de la creatividad a la hora de buscar soluciones innovadoras y afrontar retos. Por último, porque defienden que la creatividad desarrolla multitud de herramientas y habilidades que te acompañan para el resto de tu vida, como la capacidad de trabajo en equipo, la empatía o el pensamiento crítico.

 

La antigua creencia de que estudiar artes era algo sin valor ni futuro va desarraigándose de un mundo que ha vivido en su propia carne que el verdadero error es hacer algo en la vida que no te gusta. Y en resumen, seguir tu vocación y estudiar artes en el lugar adecuado es una buena idea por felicidad, empleabilidad, enriquecimiento personal y forma de contribuir al avance de la sociedad. Cuatro motivos, desde luego, nada desdeñables.